El silencio tiene una melodía encantadora y misteriosa. Te enfrenta a tu propio ser, aporta paz y despeja la mente. Se comunica con tus pensamiento y emociones. Te acorrala y ya no hay excusas, te desarma con su presencia sutil e intrusa. Te obliga a abandonar el debate interno y a tomar acción. Te invita a seguir su cadencia y compás, quiere componer con tu ayuda una nueva canción de cuna, una nueva canción de amor.
Susurros de un diario matutino