Hoy siento paz. Es una emoción casi mística que me enamora. Es un lujo, diría yo. Llevo así dos o tres días. Creo que se debe al entendimiento de cómo funcionamos los seres humanos. No es que sea una experta pero a mi edad una advierte los patrones de comportamiento de los seres que están a nuestro alrededor. Nos mueve el miedo, el amor, la codicia, el deseo, la envidia, entre otras tantas variopintas emociones. Somos imperfectos, duales, llevamos con nosotros un coctel de posibilidades y hay que fomentar las virtudes para que no venza la oscuridad. Entre nosotros hay cabida para la bondad, la empatía, la solidaridad y la colaboración, aunque es un hecho que la traición y el daño pueden darnos una bofetada de la mano que aquellos que queremos o de otras palmas desconocidas. Esta simple a la vez que compleja realidad me hace agradecer todo lo bueno que hay en mi vida, pues la maldad está siempre ahí, a mi espalda, y las cosas podrían ser peores, mucho peores. No podemos cambiar a nuestros amigos, familiares, compañeros y conocidos, sólo podemos controlar lo que nosotros hacemos, y como tampoco somos perfectos, debemos procurar no dañar a los demás. Yo elijo la paz y la asertividad, la coherencia en vez de la venganza. Muchas veces por amor o miedo a perder a una persona especial no le corregimos, ¡hay que hacerlo!, aunque desde el diálogo no agresivo. Si invaden tu intimidad, marca las distancias, si te hieren, ofenden o roban, repréndeles con ecuanimidad y sé consecuente con tus palabras. La justicia, lamentablemente, es muchas veces un mero ideal, cuando es una virtud que debe ser practicada. Es triste pero muchos tiran sólo para sí mismo. Este mundo está infectado por el individualismo, el consumismo, la adicción a la tecnología y el relativismo moral. Yo elijo la vida consciente, la moderación. Son un hecho las innumerables ventajas de la tecnología actual pero también son múltiples los efectos adversos de la misma. Yo soy un ejemplo de ello, y alego que cuando pierdo el control y paso muchas horas con el móvil me altero, y mi capacidad de concentración decae. Y que decir de las compras, que nunca llenan el vacío que tenemos porque jamás reemplazarán lo que necesitamos en realidad: amor, relaciones de calidad, un propósito, ser de ayuda para los demás. No quiero dejar que mi valiosa vida y mis bienes, se me escapen en banalidades y pantomimas. ¿Y tú?
Éstas cosas quiero mantener en mi vida y lucharé por ellas cada día:
- La paz y la asertividad.
- La perseverancia.
- La lectura.
- La vida consciente y el uso regulado de la tecnología.
- La alimentación sana.
- La discreción,
- El contacto con la naturaleza (el ejercicio al aire libre).
- La economía de las amistades.
- El buen uso del tiempo y el dinero.
- El aprendizaje continuo.
- El disfrute de mi familia y los momentos de ocio.
- Una relación cercana con Dios.
- La misericordia.
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