Hoy siento paz. Es una emoción casi mística que me enamora. Es un lujo, diría yo. Llevo así dos o tres días. Creo que se debe al entendimiento de cómo funcionamos los seres humanos. No es que sea una experta pero a mi edad una advierte los patrones de comportamiento de los seres que están a nuestro alrededor. Nos mueve el miedo, el amor, la codicia, el deseo, la envidia, entre otras tantas variopintas emociones. Somos imperfectos, duales, llevamos con nosotros un coctel de posibilidades y hay que fomentar las virtudes para que no venza la oscuridad. Entre nosotros hay cabida para la bondad, la empatía, la solidaridad y la colaboración, aunque es un hecho que la traición y el daño pueden darnos una bofetada de la mano que aquellos que queremos o de otras palmas desconocidas. Esta simple a la vez que compleja realidad me hace agradecer todo lo bueno que hay en mi vida, pues la maldad está siempre ahí, a mi espalda, y las cosas podrían ser peores, mucho peores. No podemos cambiar a nuest
Susurros de un diario matutino