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Mostrando entradas de agosto, 2023

Tu propia vida.

Si no tienes la valentía de vivir tu propia vida, terminarás viviendo la de los demás. Con afecto, Solanye Ramírez 🌻

En el presente está la virtud.

 Vivir mentalmente en el pasado o en el futuro me hace ansiosa e infeliz. ¡En el presente está la virtud! Con afecto, Solanye Ramírez 🌹

La libertad.

 La libertad implica en ocasiones, esclavizarnos a nuestra decisiones. ¡Usa bien ese poder! Con afecto, Solanye Ramírez 🌹

Pocos sabrán llevar el traje.

La política no se limita meramente al plano gubernamental y empresarial. La conveniencia, la lucha por el control y la dominación, yacen en casi todos los ámbitos de las relaciones humanas. Esta es una realidad que arrolla y entristece porque nos gusta ver la vida de forma romántica, nos ayuda a seguir adelante con ilusión. Si posees en esta existencia unos pocos que te aman de forma sincera debes darte por afortunada. Muchos desfilarán en la pasarela de tu vida, pero pocos sabrán llevar el traje con autenticidad. Con afecto, Solanye Ramírez 🌹    

Mañana no.

Las cosas hay que hacerlas hoy, no mañana. Que te sorprenda la madurez luchando por las causas justas y besando a tus seres queridos. Con afecto, Solanye Ramírez 🌹

Tu cicatriz.

Una cicatriz es una compañera de batalla. Una señal de que has sobrevivido a pesar de los traumas. Un recordatorio de la misericordia de Dios. Con afecto, Solanye Ramírez 🌹

El fantasma.

Cuando provocamos un agravio lo justo es pedir perdón y enmendar el daño. Pero no debemos olvidar perdonarnos a nosotros mismos para vencer al fantasma de la culpabilidad. Si toca a tu puerta y le dejas entrar te poseerá. Serás un alma en pena que vaga por el pasado y no logra superarlo jamás.  ¡Elige vivir aquí y ahora! Con afecto, Solanye Ramírez 🌹

En las manos del supremo artesano.

Por fin he podido ver la última película de la saga Avatar. ¡Menuda preciosidad! Su contraste de colores es increíble. El arte nunca deja de maravillarme. Me sorprende cómo las personas pueden crear cosas tan bellas, significativas, con mensajes de amor y moralidad. No se trata únicamente de la estética, sino de la transmisión de una idea. El arte es un conducto de comunicación poderoso. Su valor no radica meramente en la exhibición de la hermosura (que es una manifestación del ser humano en honor a lo que él considera valioso y atractivo, tanto en su entorno como en su mundo interior) más bien, se concentra en la utilidad de los recursos a través de los cuales se lleva a cabo el acto de crear: la seducción en lo pictórico, lo rítmico, lo lingüístico y lo sonoro, para educar, informar y señalar lo que debe ser corregido. Por otra parte y como todas las cosas en este mundo, el arte puede también ser usado de forma inadecuada, promoviendo lo incorrecto y animando al consumismo excesivo e

Amar es nuestro superpoder.

Desde pequeña siempre he estado preocupada con mi propósito de vida, es una inquietud que me ha acompañado hasta la edad adulta y, aunque con el tiempo he ido adquiriendo cierta sabiduría, no deja de  perseguirme. En la niñez y adolescencia, cuando descubría que personas a mi alrededor tenían las cosas claras y estaban convencidas de aquello que querían ser, no podía evitar admirarlas grandemente porque a mí me era casi imposible tener ese nivel de seguridad. Me gustan muchas cosas, casi todas ellas ligadas al arte: me gusta la historia, el cine y las series, me encanta bailar, cantar, dibujar, leer, escribir, tratar con la gente, viajar… Cuando tienes tantas aficiones es difícil escoger una sola o percibir cuál de ellas realmente te gusta y se te da bien. Durante años creí que no era capaz de encontrar mi pasión por padecer de indecisión patológica y, aun cuando no es menos cierto que la duda es un rasgo predominante de mi carácter, comprendí que a muchos nos sucede lo mismo.  Son poc

Quiero ser auténtica.

Hace ya un tiempo compartía videos en un canal de YouTube y fue una experiencia muy bonita, divertida, que me hizo conocer e interactuar con gente muy especial. Pero caí en un grave error: comencé a estar más preocupada por compartir, por grabar, que por disfrutar del momento en sí. Es difícil no dejarse arrastrar por el sinnúmero de estímulos a los que estamos sometidos durante todo el día. Vivimos en una sociedad hiperconectada y dependiente de la dopamina que proporciona cada like: este hecho apenas nos da espacio para el sosiego. Las redes sociales, que por cierto son muy útiles si sabemos gestionarlas, utilizan nuestra necesidad de encajar para mantenernos el mayor tiempo posible conectados. Si no ponemos límites a conciencia, nos convierten en unos espectadores virtuales adictos, que a su vez comparten contenido digital y tienen una vida más activa y consciente en la red que en la realidad misma. Entre la televisión, el ordenador, y el móvil caemos en un círculo vicioso abrumador