Por fin he podido ver la última película de la saga Avatar. ¡Menuda preciosidad! Su contraste de colores es increíble. El arte nunca deja de maravillarme. Me sorprende cómo las personas pueden crear cosas tan bellas, significativas, con mensajes de amor y moralidad. No se trata únicamente de la estética, sino de la transmisión de una idea. El arte es un conducto de comunicación poderoso. Su valor no radica meramente en la exhibición de la hermosura (que es una manifestación del ser humano en honor a lo que él considera valioso y atractivo, tanto en su entorno como en su mundo interior) más bien, se concentra en la utilidad de los recursos a través de los cuales se lleva a cabo el acto de crear: la seducción en lo pictórico, lo rítmico, lo lingüístico y lo sonoro, para educar, informar y señalar lo que debe ser corregido.
Por otra parte y como todas las cosas en este mundo, el arte puede también ser usado de forma inadecuada, promoviendo lo incorrecto y animando al consumismo excesivo en un afán desmedido de lucro. En las manos de la persona creativa está el utilizar bien los dones que ha recibido. Por todo ello es tan importante proteger el arte, promoverlo e incentivar un buen uso del mismo. Es cierto que hoy en día las humanidades y las artes no tienen muchas salidas laborales en el mercado tradicional, pero yo creo que existen un sinfín de posibilidades para estas ramas gracias a internet: mediante la expresión en las plataformas digitales, la divulgación de la cultura, la historia, ¡la filosofía! Todo ello con la intención de que el mundo no olvide de dónde viene y lo que ha logrado. Para que no se repitan las atrocidades pasadas y aprendamos de los aciertos precedentes.
A esas personas amantes de lo visual, lo estético, lo histórico, lo artístico y lo antiguo, ¡lo humano! Que idealizan la vida y buscan entenderla a través del pasado. A los reflexivos, sensibles, y con una fuerte atracción por las cosas viejas y las piezas de museo. A los viajeros empedernidos, que admiran las maravillas que han creado los ancestros de las ciudades y han perfeccionado sus descendientes. A los curiosos que ansían conocer las pasiones y las carencias humanas, para entender el origen de nuestras guerras y evitar las futuras. A todas esas almas románticas quiero gritarles desde aquí que tienen un elevado propósito: ¡crear puentes, unir! El impulso creador es útil, no tiene como objetivo competir con el talento de otros, ni destacar. Su naturaleza es sanar, inspirar. ¡Afuera el ego exacerbado! Todos tenemos la capacidad de crear y el potencial para dejar una huella positiva.
Me parece oportuna la siguiente cita:
“Todos nacen artistas, el problema es cómo seguir siendo artistas al crecer”,
Pablo Picasso.
eres,
si te dejas guiar,
un instrumento de paz,
una vasija en las manos del supremo artesano: Dios.
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